Por tanto, que permanezca en vosotros , a saber, la doctrina acerca del Padre y del Hijo; que habéis oído desde el principio de la predicación del evangelio: mantengan una fe firme en él, y dejen que sus mentes estén tan impresionadas con el sentido de su verdad cierta e importancia infinita, que pueda tener la influencia deseada en su espíritu y conducta. Si lo que han oído, etc., permanece fijo y arraigado en ustedes. Si perseveran en la fe del evangelio y demuestran que lo hacen con su vida y su conversación; vosotros también permaneceréis en el Hijo y en el PadreGenuinos miembros del cuerpo místico de Cristo y, por tanto, en el amor de Dios y en comunión con él. Y, para animarlos en esto, recuerden la promesa que él , el Hijo, nos ha hecho, si permanecemos en él, la vida eterna.

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