Dios descansó en el séptimo día. No como si estuviera cansado, o necesitara descanso, como lo hacemos nosotros después del trabajo, lo cual suponer sería incompatible con su perfección infinita, Isaías 40:28 : sino como un ejemplo para nosotros. En consecuencia, en el cuarto mandamiento, el reposo de Dios en el séptimo día se asigna como una razón por la que debemos descansar en ese día.

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