Habiendo insinuado el apóstol, Romanos 3:3 , que Dios desecharía a los judíos por su incredulidad, se supone que un judío objetará que su rechazo destruiría la fidelidad de Dios. A esto respondió el apóstol, que la fidelidad de Dios sería establecida en lugar de destruida por el rechazo de los judíos por su incredulidad; porque Dios había declarado expresamente, Génesis 18:19 , que los hijos de Abraham debían guardar el camino del Señor, para que obtengan las bendiciones prometidas; y de ese modo había insinuado que si no se mantenían de esa manera perderían las bendiciones, de las cuales el hecho de ser la Iglesia de Dios visible era una. Esta fue toda la respuesta que el apóstol consideró apropiado dar en esa parte de su epístola. Pero siendo la objeción engañosa y, al parecer, muy insistida por los judíos incrédulos, la introduce por segunda vez en este lugar, para poder responderla más plenamente: este es, pues, el tema de este capítulo.

El apóstol muestra allí, en respuesta a la objeción de sus compatriotas, que el rechazo de los judíos incrédulos de ser la Iglesia de Dios, y la recepción de los gentiles creyentes para ser su pueblo en su lugar, no era contrario a la palabra de Dios. Dios. Que el apóstol no había pensado aquí el más mínimo en la elección o reprobación personal, es manifiesto, primero, porque se apartó bastante de su designio, que, como se acaba de observar, era simplemente para mostrar que Dios rechazaba a los judíos y recibía la Gentiles, fue consistente con su palabra: 2d, Porque tal doctrina no solo no habría tenido tendencia a convencer, sino que evidentemente tendió a endurecer a los judíos: 3d, Porque cuando resume su argumento, al final del capítulo , no dice una palabra, ni da la menor insinuación al respecto.

Digo la verdad en Cristo. Este es un llamamiento solemne a Cristo y al Espíritu Santo, conociendo el corazón del apóstol, porque la verdad de lo que afirmó tiene la naturaleza de un juramento. No miento. Lo que había expresado afirmativamente en la cláusula anterior, lo confirma enfáticamente en lo negativo, a la manera de los hebreos, que solían entregar, tanto negativa como afirmativamente, lo que juzgaban ser. digno de una especial observación. También mi conciencia me da testimonio de la verdad de lo que digo; en el Espíritu Santo que escudriña todos los corazones y sabe perfectamente si el alma sobre la que opera es sincera. Que tengo mucha pesadez, etc.Griego, οτι λυπη μοι εστι μεγαλη, και αδιαλειπτος οδυνη τη καρδια μου, que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón Este es el hecho, la creencia de los cuales el apóstol desea para adquirir por esa solemnidad de certificación expresada en el precedente versículo: no menciona aquí la causa de su dolor y angustia, pero es evidente desde el primer versículo que la causa fue su obstinación y rechazo como nación, y las muchas miserias que previó que vendrían sobre ellos. Al declarar así su dolor por los judíos incrédulos, que se excluyeron de todas las bendiciones que había enumerado en la primera parte de su epístola, muestra que lo que estaba a punto de decir ahora, no les hablaba con prejuicio alguno.

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