Pero Satanás nos estorbó. Cuando los hebreos expresaban algo notablemente grande, le agregaban el nombre de Dios ; por eso llaman a los grandes montes, los montes de Dios, y cosas por el estilo; y así, cuando describen a los hombres más malvados, los llaman los ministros, siervos e hijos de Satanás, y algunas veces Satanásél mismo; porque imitan y obedecen las tentaciones de ese espíritu inicuo que está a la cabeza de toda apostasía de Dios, y el enemigo más notable en el universo de la verdad y la bondad. Los judíos incrédulos de Tesalónica, como instrumentos de Satanás, eran las personas destinadas; y de hecho, el sentido de su extrema malicia parece haber residido fuertemente en la mente del Apóstol durante la redacción de toda esta Epístola.

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