Y cayó de brucesLa naturaleza humana de nuestro Señor estaba ahora sobrecargada más allá de toda medida, encontró que era necesario retirarse y orar para que, si era posible, o consistente con la salvación del mundo, pudiera ser liberado de los sufrimientos que entonces estaban sobre él. ; pues, que no fue el miedo a morir en la cruz lo que le hizo hablar y orar de la manera aquí relatada, se desprende de esta consideración, que suponerlo sería degradar infinitamente el carácter de nuestro Señor: hacer sus sufrimientos como tan terrible como sea posible, vístelos con todas las circunstancias agravantes imaginables, pero, si no estuvieran incluidos en ellos más que los dolores de la muerte, para Jesús, cuya naturaleza humana se fortaleció mucho más allá de lo natural, por su unión con lo Divino, —Haber encogido ante la perspectiva de ello,

Nuestro Señor primero se arrodilló y oró, como nos dice San Lucas, Lucas 12:41 luego, en la vehemencia de su pasión, se postró sobre su rostro y pronunció las palabras registradas tanto por San Mateo como por San Marcos; mientras tanto, su oración, aunque muy ferviente, fue acompañada de expresiones de la mayor resignación. Vea Macknight y Calmet.

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