Yendo un poco más lejos. San Lucas dice, sobre un yeso de piedra, arrodillado; o como aquí en Mateo, postrándose. Hizo ambas cosas. --- Padre, si es posible. Lo que es lo mismo, dice San Agustín, como si dijera, si quieres, deja pasar de mí esta copa de sufrimientos . --- Sin embargo, no sea como yo quiero, sino como tú. El que era Dios y hombre, tenía una voluntad tanto divina como humana.

Le complació hacernos saber lo que temía naturalmente, como hombre, y en la parte sensible de su alma; sin embargo, muestra que su voluntad humana no tuvo nada contrario a su voluntad divina, al agregar ahora, pero no mi voluntad, sino la tuya. Aquí, según relata San Lucas, siguió su sudor ensangrentado. (Lucas xxii. 43.) (Witham) --- Estas palabras son una fuente de instrucción para todos los cristianos. Estas palabras inflaman el pecho de los confesores; lo mismo también corona la fortaleza de los mártires.

Porque, ¿quién podría vencer el odio del mundo, los asaltos de las tentaciones y los terrores de los perseguidores, si Cristo en todos y para todos no hubiera dicho a su Padre eterno: Sin embargo, no sea como yo quiero, sino como tú? Que todos los hijos de la Iglesia comprendan bien estas palabras, para que cuando las calamidades nos golpeen violentamente, exclamemos con resignación: sin embargo, no sea como yo quiero, sino, etc. (San León el grande)

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