Verso Mateo 10:28. No temas a los que matan el cuerpo...  των αποκτεινοντων. Los que matan con actos de crueldad, aludiendo probablemente a las crueldades que los perseguidores deberían ejercer sobre sus seguidores en su martirio. Pero no son capaces de matar el alma. Por tanto, encontramos que el cuerpo y el alma se manejan bajo principios distintos, porque el cuerpo puede morir y el alma escapar; y, en segundo lugar, que el alma es inmaterial, porque los asesinos del cuerpo no pueden, μη δυναμενων, no tienen el poder de dañarla.

Temedle...  No es el fuego del infierno lo que debemos temer, sino a Dios; sin el golpe de cuya justicia el infierno mismo no sería castigo, y cuyo ceño frunciría el cielo mismo insoportable. ¡Qué extraña ceguera es exponer nuestras almas a la ruina sin fin, que debería disfrutar a Dios eternamente; y para salvar y mimar el cuerpo, por lo que no disfrutamos más que de las criaturas, ¡y de ellas solo por un momento!

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