(8) Purificad, pues, la vieja levadura, para que seáis una masa nueva, como sois sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra pascua, está sacrificada por nosotros:

(8) Al aludir a la ceremonia de la pascua, les exhorta a expulsar a esa persona inmunda de entre ellos. En tiempos pasados, dice, no era lícito para los que celebraban la pascua comer panes sin levadura, de tal manera que se le consideraba inmundo e indigno de comer la pascua, todo el que había probado la levadura. Ahora toda nuestra vida debe ser como la fiesta de los panes sin levadura, en la que todos los que participan de ese cordero inmaculado que es inmolado, deben echar fuera de sí mismos, y también de sus casas y congregaciones, toda impureza.

(e) Por masa se refiere a todo el cuerpo de la Iglesia, cada miembro del cual debe ser pan sin levadura, es decir, renovarse en espíritu, arrancando la vieja corrupción.

(f) El Cordero de nuestra pascua.

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