Por tanto (1) dejando a un lado toda malicia, toda engaño, hipocresía, envidia y toda mala palabra,

(1) Habiendo puesto como fundamento el Espíritu de Dios obrando eficazmente por la palabra, y habiendo edificado sobre ella tres virtudes que son el fundamento de todas las acciones cristianas, es decir, la fe, la esperanza y la caridad: ahora procede a una general exhortación la primera parte es que huyamos de toda demostración de malicia secreta y abierta.

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