(8) Por lo cual también oramos siempre por ti, para que nuestro Dios te considere digno de (b) [este] llamamiento, y cumpla (c) todo el beneplácito de [su] bondad, y (d) la obra de la fe con poder:

(8) Viendo que tenemos la marca puesta ante nosotros, queda que vayamos a ella. Y vamos a él, por ciertos grados de causas: primero por el amor gratuito y el beneplácito de Dios, en virtud del cual todas las demás causas inferiores obran; de allí procede la libre vocación a Cristo, y de la vocación, la fe, sobre la cual sigue tanto a la glorificación de Cristo en nosotros como a nosotros en Cristo.

(b) Con "llamar" no se refiere al acto mismo de llamar, sino a esa misma cosa a la que somos llamados, que es la gloria de ese reino celestial.

(c) Lo que él determinó hace mucho tiempo, solo sobre su bondad misericordiosa y misericordiosa para con usted.

(d) Entonces, la fe es una excelente obra de Dios en nosotros: y aquí vemos claramente que el apóstol no deja nada al libre albedrío, para convertirlo en algo por medio de lo cual Dios obra, como sueñan los papistas.

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