(10) Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición; (11) porque escrito está: Maldito todo el que no persevera en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley para hacer ellos.

(10) El sexto argumento, cuya conclusión está también en el versículo anterior, tomado de los opuestos, es este: malditos son los que son de las obras de la ley, es decir, los que consideran que su justicia proviene del cumplimiento de la Ley. Por tanto, bienaventurados son los que son de fe, es decir, los que tienen justicia por la fe.

(11) Una prueba de la primera oración o proposición, y la proposición de este argumento es esta: maldito el que no cumple toda la Ley.

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