(7) La luz del cuerpo es el ojo; por tanto, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz.

(7) Los hombres apagan maliciosa y perversamente hasta la pequeña luz de la naturaleza que hay en ellos.

(g) El juicio de la mente: para que, como el cuerpo con los ojos, así toda nuestra vida sea gobernada por la justa razón, es decir, por el Espíritu de Dios que nos alumbra.

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