¡Qué hermoso contraste se dibuja aquí entre los hombres del mundo y los seguidores del Señor! Los primeros tienen su parte en esta vida. Es todo lo que desean; todo lo que codician; todo lo que puedan disfrutar. De tales, dice este último, el buen Dios me guarde. Pero que Jesús y las bendiciones de su pacto sean míos; y así, disfrutando por la fe de la dulzura de su amor aquí, poco a poco me levantaré para el disfrute pleno y eterno de él y su salvación por toda la eternidad.

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