• Isaías 64:8

    Pero ahora, oh SEÑOR, tú eres nuestro Padre. Nosotros somos el barro, y tú eres nuestro alfarero; todos nosotros somos la obra de tus manos.

  • Isaías 64:9

    No te enojes sobremanera, oh SEÑOR, ni guardes para siempre memoria de la iniquidad. Por favor, mira; todos nosotros somos tu pueblo.

  • Isaías 64:10

    Tus santas ciudades se han vuelto un desierto. Sion ha llegado a ser un desierto, Jerusalén una desolación.

  • Isaías 64:11

    La casa de nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres, ha sido consumida por el fuego. Todas nuestras cosas más estimadas han sido destruidas.

  • Isaías 64:12

    Con todo lo ocurrido, ¿vas a contenerte, oh SEÑOR? ¿Vas a callar y a afligirnos sin medida?

Continúa después de la publicidad