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Desfallece mi alma en espera de tu salvación; en tu palabra he puesto mi esperanza.
             
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Desfallecen mis ojos en espera de tu palabra diciendo: “¿Cuándo me consolarás?”.
             
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Aunque he sido como un odre en medio del humo, no me he olvidado de tus leyes.
             
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¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen?
             
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Los arrogantes me han cavado fosas, lo que no está de acuerdo con tu ley.
             
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Todos tus mandamientos son fieles. Con engaño me persiguen; ayúdame.
             
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Casi me han eliminado de la tierra pero yo no he abandonado tus ordenanzas.
             
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Vivifícame conforme a tu misericordia y guardaré los testimonios de tu boca. 
             
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Para siempre, oh SEÑOR, permanece tu palabra en los cielos.
             
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Por generación y generación es tu fidelidad; estableciste la tierra, y se mantiene firme.
             
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Por tu mandato permanecen hasta hoy porque todos ellos son tus siervos.
             
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Si tu ley no hubiera sido mi delicia ya habría perecido yo en mi aflicción.
             
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Nunca jamás me olvidaré de tus ordenanzas porque con ellas me has vivificado.
             
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Tuyo soy; sálvame porque he buscado tus ordenanzas.
             
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Los impíos me han esperado para destruirme pero yo estoy atento a tus testimonios.
             
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A todo lo perfecto le veo límite pero tu mandamiento es sobremanera amplio.