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Salmo de David. Den al SEÑOR, oh hijos de los fuertes; den al SEÑOR la gloria y el poder.
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Den al SEÑOR la gloria debida a su nombre. Adoren al SEÑOR en la hermosura de la santidad.
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Voz del SEÑOR sobre las aguas: ¡Truena el Dios de gloria! ¡Es SEÑOR sobre las caudalosas aguas!
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Voz del SEÑOR con poder; voz del SEÑOR con gloria.
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Voz del SEÑOR que quiebra los cedros; el SEÑOR despedaza los cedros del Líbano.
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Los hace saltar como terneros; al Líbano y al Sirión hizo saltar como crías de toros salvajes.
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Voz del SEÑOR que aviva las llamas de fuego.
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Voz del SEÑOR que estremece al desierto. El SEÑOR estremece al desierto de Cades.
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La voz del SEÑOR estremece las encinas y desnuda los bosques. Y en su templo todos los suyos proclaman su gloria.
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El SEÑOR se sentó ante el diluvio; el SEÑOR se sentó como rey para siempre.
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El SEÑOR dará fortaleza a su pueblo; el SEÑOR bendecirá a su pueblo con paz.
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