Afectuosa precaución de despedida.

De los ídolos : los cristianos estaban en todas partes rodeados de idólatras con quienes era imposible evitar algún contacto. De ahí la necesidad de estar en guardia contra un compromiso indirecto o comunión con la idolatría. Algunos en Pérgamo, en la región de donde escribió Juan, cayeron en la trampa de comer cosas sacrificadas a los ídolos.

En el momento en que dejamos de permanecer "en Aquel que es verdadero (permaneciendo) en Jesucristo", nos convertimos en parte del 'mundo que yace en el maligno', entregados a la idolatría espiritual, si no en todos los lugares literal.

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