Entonces estos hombres fueron atados con sus túnicas, sus calzas, sus sombreros y sus demás vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo.

Abrigos... mangueras... sombreros. Herodoto (1: 195) dice que el traje babilónico constaba de tres partes:

(1) pantalones anchos y largos;

(2) una camisa de lana;

(3) un manto exterior con un cinturón alrededor.

Así se especifica (Gesenius), 'sus pantalones, largos y anchos, como los usan los orientales (no como la versión inglesa, abrigos), túnicas interiores (hosen, o medias, no se usan comúnmente en Oriente), y mantos exteriores' (así la versión llamada 'la Biblia de los calzones' lo traduce mantos). El hecho de que fueran arrojados tan apresuradamente, con todas sus vestiduras puestas, realzaba el milagro, en el sentido de que ni siquiera el olor del fuego pasaba a sus ropas, aunque eran de un material delicado e inflamable.

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