Bienaventurados aquellos siervos, a quienes el señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo, que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y saliendo, les servirá.

Bienaventurados aquellos siervos, a quienes el señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo, que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y saliendo, les servirá. Una promesa la más augusta de todas Así agasajará el Esposo a sus amigos en el solemne Día Nupcial, dice dulcemente Bengel.

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