Efraín dirá: ¿Qué más tendré ya con los ídolos? Yo lo oiré, y miraré; yo seré a él como la haya verde; de mí será hallado tu fruto.

Efraín dirá: ¿Qué tengo yo que ver más con los ídolos? - siendo llevado a la penitencia por la bondad de Dios, y confesando y aborreciendo su pasada locura.

Lo he oído y lo he observado - Yo Yahvé he respondido y lo he mirado con favor: lo contrario de la denuncia anterior de Dios, "Esconderé mi rostro de ellos". Es la experiencia del favor de Dios, en contraste con la ira de Dios hasta ahora, lo que lleva a Efraín a aborrecer su pasada idolatría. Yahvé oyó y respondió; mientras que los ídolos, como Efraín ahora ve, no podían oír, y mucho menos responder.

Soy como un abeto verde , o un ciprés: siempre verde, tanto en invierno como en verano: las hojas no se caen en invierno.

De mí se encuentra tu fruto - "de mí", como la raíz. No necesitas ir más allá de mí para satisfacer todas tus necesidades: no solo la protección implicada por la sombra del ciprés, sino aquello que el ciprés no tiene, a saber, fruto; todas las bendiciones espirituales y temporales. También se puede dar a entender que cualquier gracia espiritual que Efraín busque o pueda tener, no son de ellos mismos, sino de Dios (Juan 15:4). Las promesas de Dios para nosotros son más nuestra seguridad para mortificar el pecado que nuestras promesas a Dios.

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