Y ellos también, si no permanecieren todavía en la incredulidad, serán injertados: porque poderoso es Dios para injertarlos otra vez.

Y ellos también ('Sí, y ellos'), si no permanecieren todavía en la incredulidad, serán injertados: porque poderoso es Dios para injertarlos de nuevo. Esta apelación al poder de Dios para efectuar la recuperación de su pueblo antiguo implica la gran dificultad de la misma, que todos los que alguna vez han trabajado por la conversión de los judíos sienten deprimentemente. Que expositores inteligentes piensen que esto se refería a judíos individuales, reintroducidos de vez en cuando en la familia de Dios al creer en el Señor Jesús, es sorprendente; y, sin embargo, aquellos que niegan el recobro nacional de Israel deben interpretar al apóstol y así lo hacen.

Pero esto es confundir las dos cosas que el apóstol distingue cuidadosamente. Los judíos individuales han sido en todo momento admisibles y han sido realmente admitidos en la Iglesia a través de la puerta de la fe en el Señor Jesús. Este es el "remanente, aun en este tiempo, según la elección de la gracia", del cual el apóstol, en la primera parte del capítulo, se había citado a sí mismo como uno. Pero aquí manifiestamente habla de algo que no existía entonces, pero que se esperaba como un gran evento futuro en la economía divina: el reinjerto de la nación como tal, cuando "no permanezcan en la incredulidad".

"Y aunque aquí se habla de esto meramente como una suposición (si cesará su incredulidad) - para contrastarla con la otra suposición, de lo que les sucederá a los gentiles si no permanecen en la fe - la suposición es se convirtió en una predicción explícita en los versículos siguientes.

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