Es por la sangre de Cristo, y no por la ley de Moisés, que somos liberados del poder de la muerte. Si la ley pudiera habernos salvado, la venida de Cristo habría sido inútil. Mire entonces, dice, si es apropiado comprometerse bajo una ley que es tan ineficaz. (Calmet) --- De este verso y del ver. 12, et alibi passim, se nos enseña que no solo por imputación se nos hace partícipes de los beneficios de Cristo, sino que por su gracia somos dignos de ello y merecemos nuestra salvación con dignidad, ex condigno. (Bristow)

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