Ireneo Contra las Herejías Libro III

indicando claramente un Dios, que por los profetas hizo la promesa del Hijo, y un Jesucristo nuestro Señor, que era de la simiente de David según Su nacimiento de María; y que Jesucristo fue constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, como primogénito de toda la creación;[272]

Ireneo contra las herejías Libro V

Por su propia sangre nos redimió, como también declara su apóstol: "En quien tenemos redención por su sangre, la remisión de los pecados"[11].

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