Pero vemos (por la fe) a Jesús, quien como hombre, por sus sufrimientos y muerte, fue hecho menos que los Ángeles, es más, despreciado como el último de los hombres; ahora, por su gloriosa resurrección y ascensión, y por la sumisión que le rinden todas las naciones que creen en él y lo adoran, coronados de gloria y honra. Y se sometió voluntariamente a todos esos sufrimientos, hasta la muerte de cruz, para que por la gracia de Dios pudiera gustar la muerte por todos; o, como leemos en la versión siríaca, para todo hombre; por tanto, no solo para los predestinados o los elegidos, que son salvos. (Witham)

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