Un pueblo a quien siempre has despreciado, por no ser digno de ser contado entre la humanidad, lo haré mi pueblo amado. Enriqueceré con mis gracias a los que has despreciado; Les daré la gracia de la adopción, para despertarlos en los celos y la ira. Y, de hecho, ¿qué mayor furor hubo jamás que el de los judíos contra los gentiles convertidos? En la persecución, los judíos siempre estaban más ocupados. Así fueron claramente informados los judíos de la verdad del evangelio, por los gentiles convertidos delante de ellos. (Calmet)

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