Juan 18:40

La narración de la acusación de Jesús ante el poder civil en Jerusalén ofrece la ilustración más vívida en el Nuevo Testamento de solo dos grandes lecciones morales. El comportamiento de Pilato muestra el malvado error de la indecisión; y la elección de los principales sacerdotes de la liberación de Barrabás muestra la total ruina de una decisión equivocada.

I. La moraleja de esta escena gira en torno a la elección voluntaria hecha entre estos dos líderes, el Cristo real y el pretendido. Toda la historia se repite a menudo incluso en estos tiempos modernos. Será bueno tener en cuenta que la decisión se ofrece y se toma entre Jesús y Barrabás siempre que el Señor de la Gloria se represente en un principio, en una institución, en una verdad, en una persona. El secreto de la absurda elección que se publicó tan ruidosamente ese día, cuando el malhechor impostor pasó al frente, se encuentra en el hecho de que el pueblo no eligió por Él en absoluto, sino que eligió en contra de Cristo.

No querrían que este Hombre reinara sobre ellos. No siempre es cierto que los hombres aman el mal por el que parecen clamar; en muchos casos, la explicación de su aparente preferencia se encuentra en el simple odio a la verdad a la que se enfrentan.

II. Nuestras dos lecciones ahora aparecen claramente. (1) Vemos el malvado mal de la indecisión. Estamos de acuerdo en que Pilato deseaba dejar ir a Jesús. Pero cuando lo entregó al despecho de sus asesinos, él mismo compartió el crimen. Su nombre está escrito en el Credo de los Apóstoles para que toda la cristiandad lo tenga en "fama eterna" de infamia; dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que este ha hecho para memoria suya.

(2) Vemos, finalmente, la ruina total de una decisión equivocada. Goethe comienza el quinto libro de su autobiografía con estas palabras algo desalentadoras: "Todo pájaro tiene su señuelo, y todo hombre es conducido y engañado de una manera peculiar a sí mismo". No necesitamos detenernos para discutir aquí la amplitud de aplicación que podría tener tal declaración. Fue cierto en el caso de Poncio Pilato; era cierto en el caso de aquella muchedumbre enfurecida que clamaba a Barrabás ante Cristo.

CS Robinson, Sermones sobre textos desatendidos, pág. 11.

Referencias: Juan 18:40 . Spurgeon, Sermons, vol. x., núm. 595; Revista homilética, vol. xvii., pág. 100; C. Stanford, The Evening of Our Lord's Ministry, pág. 273; Púlpito contemporáneo, vol. VIP. 145. Juan 18 ; Juan 19 W.

Sanday, El Cuarto Evangelio, p. 239. Juan 19:1 . Púlpito contemporáneo, vol. viii., pág. 103; Parker, Commonwealth cristiano, vol. VIP. 62 3 Juan 1:1 . Revista homilética, vol. xiv., pág. 149. Juan 19:1 .

Revista del clérigo, vol. ii., pág. 208. Juan 19:2 . Ibíd., Vol. ix., pág. 190. Juan 19:4 . Parker, Hidden Springs, pág. 350. Juan 19:5 . Parsons, Thursday Penny Pulpit, vol.

xi., pág. 269; C. Stanford, Evening of our Lord's Ministry, pág. 289; H. Batchelor, La Encarnación de Dios, p. 319; Revista homilética, vol. ix., pág. 140; vol. x., pág. 208; R. Davey, Christian World Pulpit, vol. xi., pág. 222; F. Wagstaff, ibíd., Vol. xv., pág. 371; R. Balgarnie, Ibíd., Vol. xxviii .; E. Paxton Hood, Catholic Sermons, págs. 99, 172; Obispo Magee, Sermones en Bath, pág. 136; HI Wilmot-Buxton, Literary Churchman Sermons, pág. 102 .; F. King, Púlpito de la Iglesia de Inglaterra, vol. xiii., pág. 193.

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