Conciencia, digo, no la tuya, sino de los demás: porque ¿por qué mi libertad se juzga por la conciencia de otro ?

Ver. 29. ¿Por qué se juzga mi libertad? ] Como una licencia profana. Deberíamos ser tímidos ante los mismos espectáculos y sombras del pecado, Quicquid fuerit male coloratum, como lo tiene Bernardo; si algo parece desfavorable, absténgase de ello.

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