Y el que guarda sus mandamientos, en él permanece, y él en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros por el Espíritu que nos ha dado.

Ver. 24. Por el Espíritu ] Cristo satisfizo la ira del Padre; y ahora el Padre y Cristo, reconciliados, envían el Espíritu, como fruto de ambos amores, para heredar nuestros corazones. Y verdaderamente, además del amor de Cristo que mora en nuestra naturaleza, bien podemos maravillarnos del amor del Espíritu Santo que morará en nuestras almas contaminadas.

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