Entonces, cuando María llegó a donde estaba Jesús y lo vio, se postró a sus pies y le dijo: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.

Ver. 32. Ella cayó a sus pies ] Dándole honor divino, ante todos los judíos que estaban presentes. Martha tampoco, de la que leemos. María había sido más diligente en escuchar y meditar la palabra; de ahí su mayor amor y respeto a Cristo.

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