Jesús le dijo: No me toques; porque todavía no he subido a mi Padre; pero ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre; y a mi Dios ya vuestro Dios.

Ver. 17. No me toques, etc. ] Ella lo había agarrado por los pies (como la sunamita hizo con Eliseo, como la sulamita hizo con su esposo), y allí lo habría retenido más tiempo, por desconsiderado celo, Mateo 28:9 ; Cantares de los Cantares 3:4 ; sino que la quite de esta presunción corporal, para que aprenda a vivir por la fe y no por los sentidos; ser arrastrada tras él al cielo, adonde ahora ascendía, e ir a contar a sus hermanos lo que ella había visto y oído, Ne morere, sed ad perturbatos discipulos accurre et quod vidisti renuncia. (Pet. Mártir.)

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