Y respondiendo él de dentro, dirá: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos están conmigo en la cama; No puedo levantarme, y dártelos.

Ver. 7. No me molestes] Los carnalmente seguros, echados en el lecho de Jezabel, responden indignamente a Cristo de esta clase, cuando él se para a la puerta y llama con el martillo de su palabra y los movimientos de su Espíritu, que menosprecian y resisten.

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