1-4 Jesucristo es la esperanza del cristiano; todas nuestras esperanzas de vida eterna se basan en él; y Cristo es en nosotros la esperanza de gloria. El apóstol parece haber sido el medio de la conversión de Timoteo, quien sirvió con él en su ministerio, como un hijo obediente con un padre amoroso. Lo que suscita dudas, no es para edificar; lo que da ocasión a disputas dudosas, abate la iglesia en vez de edificarla. La piedad del corazón y de la vida sólo puede mantenerse y aumentar mediante el ejercicio de la fe en las verdades y promesas de Dios, por medio de Jesucristo. 

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