22-25 Tan malos son los hombres, e incluso los creyentes, por los restos de su corrupción, que cuando se les entrega la doctrina más importante y confortable para su propio bien, y eso con la evidencia más convincente, hay necesidad de suplicar y exhortar seriamente para que la soporten, y no caigan en ella, la descuiden o la rechacen. Es bueno tener la ley del santo amor y la bondad escrita en los corazones de los cristianos, unos hacia otros. La religión enseña a los hombres la verdadera urbanidad y la buena educación. No es malhumorada ni descortés. Que el favor de Dios sea para ti, y que su gracia actúe continuamente en ti y contigo, produciendo los frutos de la santidad, como primicias de la gloria.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad