1-3 ¡Qué reunión había aquí! En estos nombres vemos que el Señor levanta instrumentos para su obra, desde diversos lugares y estaciones de la vida; y el celo por su gloria induce a los hombres a renunciar a conexiones y perspectivas halagadoras para promover su causa. Es por el Espíritu de Cristo que sus ministros son capacitados y dispuestos para su servicio, y apartados de otras preocupaciones que lo obstaculizarían. Los ministros de Cristo deben emplearse en la obra de Cristo y, bajo la guía del Espíritu, actuar para la gloria de Dios Padre. Se les separa para que se esmeren, y no para que se pongan en estado. Se pedía una bendición sobre Bernabé y Saulo en su presente empresa, y que fueran llenos del Espíritu Santo en su trabajo. Cualesquiera que sean los medios que se utilicen, o las reglas que se observen, sólo el Espíritu Santo puede capacitar a los ministros para su importante labor, y llamarlos a ella.

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