34-42 El Señor sigue teniendo todos los corazones en sus manos, y a veces dirige la prudencia de los sabios del mundo, para frenar a los perseguidores. El sentido común nos dice que seamos prudentes, mientras que la experiencia y la observación muestran que el éxito de los fraudes en materia de religión ha sido muy corto. El reproche por Cristo es un verdadero privilegio, ya que nos hace conformes a su modelo y útiles a sus intereses. Se regocijaron en ello. Si sufrimos un mal por hacer el bien, siempre que lo suframos bien, y como es debido, debemos alegrarnos de esa gracia que nos ha permitido hacerlo. Los apóstoles no se predicaban a sí mismos, sino a Cristo. Esta era la predicación que más ofendía a los sacerdotes. Pero el negocio constante de los ministros del evangelio debería ser predicar a Cristo: Cristo, y él crucificado; Cristo, y él glorificado; nada además de esto, sino lo que se refiere a él. Y cualquiera que sea nuestra posición o rango en la vida, debemos procurar darlo a conocer y glorificar su nombre.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad