14-22 Jesús comenzó a predicar en Galilea, después de que Juan fue encarcelado. Si unos son desechados, otros serán levantados para continuar la misma obra. Observa las grandes verdades que Cristo predicó. Por el arrepentimiento damos gloria a nuestro Creador a quien hemos ofendido; por la fe damos gloria a nuestro Redentor que vino a salvarnos de nuestros pecados. Cristo ha unido estas dos cosas, y que nadie piense en separarlas. Cristo honra a los que, aunque sean mezquinos en este mundo, son diligentes en sus negocios y amables entre sí. La industria y la unidad son buenas y agradables, y el Señor Jesús ordena que se las bendiga. Aquellos a quienes Cristo llama, deben dejarlo todo para seguirlo; y por su gracia los hace estar dispuestos a hacerlo. No es que debamos salir del mundo, sino que debemos desprendernos del mundo; abandonar todo lo que va en contra de nuestro deber para con Cristo, y que no puede ser guardado sin daño para nuestras almas. Jesús guardó estrictamente el día de reposo, aplicándose y abundando en la obra sabática, para la cual se había establecido el descanso sabático. Hay muchas cosas en la doctrina de Cristo que son sorprendentes; y cuanto más la oímos, más motivos vemos para admirarla.

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