Como cada uno ha recibido un don: espiritual o temporal, ordinario o extraordinario, aunque este último parece primordialmente intencionado. Así que minístrelo unos a otros: úselo para el bien común. Como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios, los talentos que su amor gratuito les ha confiado.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad