Si alguien habla, déjelo - En toda su conversación, pública y privada. Habla como los oráculos de Dios - Que todas sus palabras sean de acuerdo con este modelo, tanto en materia como en forma, más especialmente en público. Por esta marca siempre podemos saber quiénes son, hasta ahora, los verdaderos o falsos profetas. Los oráculos de Dios enseñan que los hombres deben arrepentirse, creer y obedecer. El que trata de la fe y omite el arrepentimiento, o no ordena la santidad práctica a los creyentes, no habla como los oráculos de Dios: no predica a Cristo, que piense tan bien de sí mismo como quiera.

Si algún hombre ministra: Sirve a su hermano con amor, ya sea espiritual o temporalmente. Que ministre según la capacidad que Dios da, es decir, humilde y diligentemente, atribuyendo todo su poder a Dios y usándolo con su fuerza. De quién es la gloria, de su sabiduría, que nos enseña a hablar. Y el poder ... Lo que nos permite actuar.

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