Ireneo Contra las Herejías Libro III

No hemos aprendido de ningún otro el plan de nuestra salvación, sino de aquellos por quienes nos ha llegado el Evangelio, que en un tiempo proclamaron en público, y, en un período posterior, por voluntad de Dios, transmitido a nosotros en las Escrituras, para ser la base y columna de nuestra fe.[2]

Ireneo Contra las Herejías Libro III

mientras la Iglesia está esparcida por todo el mundo, y "columna y baluarte"[143]

Comentario de Victorino al Apocalipsis del Beato Juan

Y resumiendo en breve espacio su anuncio, dice así a Timoteo: "Para que sepas cómo debes conducirte en la Iglesia del Dios vivo"[18].

Constituciones de los Santos Apóstoles Libro III

porque no es necesario que los hombres vean a las mujeres; pero sólo con la imposición de las manos el obispo le ungirá la cabeza, como antes se ungía a los sacerdotes y reyes, no porque los que ahora son bautizados sean ordenados sacerdotes, sino como cristianos, o ungidos, de Cristo el Ungido, "un sacerdocio real, y nación santa, la Iglesia de Dios, columna y baluarte del tálamo matrimonial”[52].

La Carta de las Iglesias de Viena y Lugdunum

Pero toda la ira de la turba, del general y de los soldados recayó en grado sumo sobre Sanctus, un diácono de Viena, y sobre Maturus, un combatiente recién ilustrado pero noble, y sobre Attalus, un nativo de Pérgamo, que siempre había sido el pilar[14]

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento