Lo que es nacido de la carne, carne es;... del Espíritu, espíritu es.

Nuestros cuerpos carnales nacen de nuestros padres humanos y son como ellos, dotados de pasiones carnales y son pecaminosos; pero es el hombre interior, el espíritu, el que es renovado por el Espíritu y el sujeto del nuevo nacimiento del Espíritu. Igual, en cada caso, produce igual.

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Nuevo Testamento