1 Pedro 5:1 a 1 Pedro 5:1   Permítanme entonces dirigir una palabra especial de exhortación a aquellos de ustedes que son “ancianos” en la Iglesia. No deseo dictarles como Apóstol, sino suplicarles como uno de ustedes mismos, un “anciano” tanto en oficio como en edad.

Lo que he dicho acerca del sufrimiento que conduce a la gloria es algo muy real para mí, porque puedo dar testimonio personal de los sufrimientos de Cristo a los que he apelado, y me doy cuenta de mi parte en la gloria que un día será reveló. 2 Permíteme darte el mismo cargo que mi Maestro me dio a mí. Pastoree el rebaño de Dios que está en medio de ustedes, no como un deber molesto bajo un sentido de compulsión, sino como un trabajo de amor; no con sórdidos motivos mercenarios, sino con gran entusiasmo.

3Tampoco debes dominar los cargos asignados a tu cuidado. Más bien debéis servir como modelos a imitar por el rebaño. 4 Entonces, cuando el Príncipe de los Pastores (el compañero invisible en tu trabajo pastoral) se manifieste al mundo, recibirás la corona de gloria del vencedor, compuesta de flores que no se marchitan. 5 Semejante conducta modesta por parte de los “ancianos” conlleva un derecho correspondiente sobre aquellos de ustedes que son menores para que les muestren la debida sumisión.

De hecho, todos ustedes, cualquiera que sea su posición, deben ceñirse con humildad mental para servirse unos a otros (como lo hizo el Señor Jesús en la Última Cena). Porque Dios se opone a los altivos, pero da favor a los de mente humilde.

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