CONTENIDO

El Apóstol cierra su epístola con este capítulo: y un cierre bendito. Como un anciano mismo; invoca a los ancianos para que alimenten el rebaño de Cristo; y tanto el mayor como el menor deben estar en el afecto de los hermanos. Pedro habla con mucho gusto sobre el Dios de toda Gracia y termina con su Bendición Apostólica.

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