3. Por lo tanto, hermanos, estén atentos. Ahora vemos hasta qué punto se hicieron los diáconos. La palabra en sí misma es de hecho general, pero se toma correctamente para aquellos que son mayordomos de los pobres. Por lo que parece cuán licenciosamente los papistas se burlan de Dios y de los hombres, quienes no asignan a sus diáconos otro cargo que este, tener el cargo de (331) la patena y cáliz Seguramente no necesitamos disputas para probar que no están de acuerdo con los apóstoles. Pero si los lectores desean ver más sobre este punto, pueden repararlo en nuestra Institución, capítulo 8. Al tocar este lugar actual, la Iglesia tiene permitido elegir. Porque es tiránico si un hombre designa o hace ministros a su gusto. (332) Por lo tanto, esta es la forma (más) legal, que los elegidos por voces comunes (333) quienes deben asumir sobre ellos (334) cualquier función pública en la Iglesia. Y los apóstoles prescriben qué forma [de] personas deben ser elegidas, a saber, hombres de probada honestidad y crédito, (335) hombres dotados de sabiduría (336) y otros dones del Espíritu. Y esta es la media entre la tiranía y la libertad confusa, (337) que no se puede hacer nada sin (338) el consentimiento y la aprobación de la gente, aún para que los pastores moderen y gobiernen (esta acción, (339) ) que su autoridad puede ser tan una brida para mantener debajo de la gente, (340) para que no pasen demasiado de sus límites. En la temporada media, vale la pena señalar que los apóstoles prescriben una orden a los fieles, para que no designen a nadie, salvo a los que sean aptos. Porque no hacemos daño a Dios si tomamos todo lo que tenemos a mano (341) para gobernar su casa. Por lo tanto, debemos usar una gran cautela para no elegir ninguno (342) para la función sagrada de la Iglesia a menos que tengamos alguna prueba de él primero. El número de siete se aplica (343) a la necesidad presente, para que ningún hombre piense (344) que hay algún misterio comprendido bajo el mismo. Mientras que Lucas dice, lleno del Espíritu y la sabiduría, lo interpreto así, que es necesario que estén provistos tanto de otros dones del Espíritu como de sabiduría, (345) sin el cual esa función no puede ejercerse bien, tanto para que tengan cuidado con el leger-demain (346) de esos hombres, que siendo demasiado dado a la mendicidad, requieren (347) lo que es necesario para la pobreza de los hermanos, y también de sus calumnias, que dejan de no morder, aunque no les han dado ninguna ocasión. Porque esa función no solo es dolorosa, sino que también está sujeta a muchos murmullos impíos. (348)

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