heb. 12:16. No sea que haya algún fornicario o profano, como Esaú, que por un bocado de carne vendió su primogenitura.

En la "locura de la procrastinación" , Hebreos 12:16 muestra el peligro de contar con un arrepentimiento en el lecho de muerte:

¿No es el mismo terreno en el que os aventuráis de tal o cual manera para satisfacer vuestras lujurias? Que los jóvenes examinen todo su carruaje secreto; lo que hacen solos en la oscuridad y en rincones secretos. Dios sabe, y vuestro propio corazón lo sabe, aunque los hombres no lo saben. Plantéense la cuestión imparcialmente a sus propias conciencias; ¿No es esto mismo lo que os da valor para hacer lo que hacéis, que escuchéis que Dios es un Dios muy misericordioso, y que muchas veces por su misericordia soberana da el arrepentimiento de los grandes pecados, y aun de los pecados voluntariosos, y en consecuencia del arrepentimiento perdona? Y así esperas que un día u otro te lo haga a ti.

Tienes la intención de buscarlo con ahínco en el futuro; y esperas que te despierten. Y si eres muy serio, como pretendes serlo, esperas que te convertirás, y entonces serás perdonado, y será como si nunca hubieras cometido tales pecados.

Si este es el caso, considera cómo te jactas del mañana y dependes neciamente de la oportunidad futura para arrepentirte, así como presumes neciamente de la misericordia de Dios para que te dé arrepentimiento, al mismo tiempo que tomas un curso para provocar a Dios. , para entregaros para siempre a una dureza y ceguera selladas, ya una temible condenación; no considerando que Dios glorificará tanto su justicia vengadora como su misericordia; ni recordando el triste ejemplo de Esaú, "quien por un bocado de carne vendió su primogenitura; y después, cuando hubiera heredado la bendición, fue rechazado: porque no halló lugar de arrepentimiento, aunque lo buscó con lágrimas. " Hebreos 12:16-17 .

heb. 12:17

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