(11) No sea que haya algún fornicario o profano, como Esaú, que por un bocado de carne vendió su primogenitura.

(11) Debemos evitar la inmoralidad y una mente profana, es decir, una mente que no le da a Dios el honor que le corresponde, maldad que, con qué severidad castigará Dios al final, nos enseña el horrible ejemplo de Esaú.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad