τελείων δὲ.… “Pero el alimento sólido es para los maduros, aquellos que, por razón de sus hábitos mentales, tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.” τέλειος comúnmente opuesto en griego clásico y bíblico a νήπιος; como en Polib. 5:29, 2, ἐλπίacho.

Cf. Efesios 4:13 ; y Xen., Cyr. , VIII. 7, 3. Aquí se definen además como τῶν… κακοῦ. ἕξις [de ἔχω, como habitus de habeo], un hábito del cuerpo o de la mente; como en Platón, Leyes (pág. 666), τὴν ἐμμανῆ ἕξιν τῶν νέων. También, pág. 966, Ἀνδραπόδου γάρ τινα σὺ λέγεις ἕξιν.

Aristóteles ( Nic. Eth . ii. 5) determina que la virtud no es ni un δύναμις ni un πάθος, sino un ἕξις, siendo una facultad algo natural e innato, mientras que la virtud no lo es. Plutarco ( Moral. , 443), siguiéndolo, define ἕξις como ἰσχὺς … ἐξ ἔθους ἐγγινομένη, que se asemeja a la definición de Quintiliano (x. 1, 1), “firma quaedam facilitas, quae apud Graecos ἕξις nominatur”.

Aristóteles ( Categor. , viii. 1) distingue ἕξις de διάθεσις, τῷ πολὺ χρονιώτερον εἶναι καὶ μονιμώτερον, pero en otros lugares usa las palabras como equivalentes. Longinus (xliv. 4) lo usa de facultad. ἕξις, entonces, es la condición habitual o normal, la disposición o carácter; y la expresión en el texto significa que los maduros, por razón de su madurez o hábito mental, tienen los sentidos ejercitados, etc.

αἰσθητήρια: “sentidos”. Bleek cita la definición de los lexicógrafos griegos y del damasceno τὰ ὄργανα ἢ τὰ μέλη διʼ ὧν αἰσθανόμεθα. Así Galeno en Wetstein, “órganos de los sentidos”. Aquí la referencia es a las facultades espirituales de percepción y gusto. γεγυμνασμένα… πρὸς διάκρισιν…, “ejercido para discriminar entre el bien y el mal”, i.

mi. , entre lo que es sano y lo que es perjudicial en la enseñanza. [Citas de Wetstein de Galen, De Dignot. Pulso , ὃς μὲν γὰρ τὸ αἰσθητήριον ἔχει γεγυμνασμένον ἱκανῶς οὗτος ἄριστος ἂν εἴη γνώμων.] El niño debe comer lo que se le da; se advierte al niño qué comer y qué evitar; a medida que crece, sus sentidos son ejercitados por una experiencia diversa, de modo que cuando llega a la edad adulta no necesita una enfermera o un sacerdote que le enseñe lo que es nutritivo y lo que es venenoso.

La primera evidencia de madurez que cita el escritor es la capacidad para enseñar; el segundo, el discernimiento entrenado de lo que es sano en la doctrina. El uno implica el otro. Cf. Isaías 7:16 , πρὶν γνῶναι τὸ παιδίον ἀγαθὸν ἢ κακόν, y Deuteronomio 1:39 .

Crysostom dice οὐ περὶ βίου ὁ λόγος ... ἀλλὰ περὶ Δογμάτων ὑγιῶν καὶ ὑψηλῶν Διεφθαρμένων τε καὶ ταπενῶνῶν; debe consultarse todo el pasaje.

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