Para resumir lo que he estado diciendo: Creer en Dios no es un asunto de teoría o de especulación, sino de práctica; debe ir acompañada de buenas obras. Esta verdadera religión une lo bello y lo provechoso. Por otro lado, las especulaciones tontas y las controversias sobre la ley son inútiles y poco prácticas. No parlamente mucho con un cismático confirmado. Si no cede a una o dos advertencias, recházalo por completo. Está más allá de tu poder corregirlo.

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