versión 7. Aquí se da una razón para la declaración anterior, que el verdadero bien para el hombre radica en lo que él es como un ser racional y moral, no en los medios externos y las posesiones que pueda reunir en su suerte : mundo, porque tampoco podemos sacar nada de él. Tal parece ser la lectura correcta. El texto recibido tiene δῆλον antes de ὅτι con mss.

K, L; pero las mejores autoridades, א, A, F, G, lo quieren, y con toda probabilidad se insertó para suavizar la aparente dureza o dificultad de la conexión entre las dos cláusulas, y hacer más perspicuo el significado. Tomando el pasaje tal como está en la forma mejor fundamentada, el apóstol no sólo dice que entramos y salimos del mundo en un estado de indigencia en cuanto a los bienes mundanos, sino que uno está ordenado con cierto respeto por el otro: nosotros no trajimos nada con nosotros del tesoro terrenal cuando fuimos traídos a la vida aquí, porque tampoco podríamos llevarnos nada con nosotros cuando la dejemos; teniendo así una lección incorporada en nuestro mismo nacimiento, para que podamos tener a la vista la solemne ejemplificación que había de encontrar en la hora de la muerte.

Si lo hacemos, viviremos en el recuerdo habitual de que todo lo que podamos acumular de las cosas de la tierra durante nuestra permanencia en ella, es una mera casualidad de la naturaleza de un apéndice temporal y, por lo tanto, no puede compararse ni por un momento con el estado del alma misma en referencia a Dios y la justicia. Aquí, y sólo aquí, residen los elementos esenciales de nuestro bienestar.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento

Nuevo Testamento