13 El cuerpo de Jesús, o del Señor, denota Su estructura física. El cuerpo de Cristo, sin embargo, es un pensamiento bastante distinto. Cristo, o el Ungido, es un título más que un nombre. Sugiere posición oficial. No estamos unidos a Él por lazos físicos, como lo estaba Israel, sino por relaciones puramente espirituales. Esto es fuertemente sugerido por las dos figuras usadas, bautismo o inmersión y bebida. Un espíritu, por dentro y por fuera, nos une y nos une a Cristo.

La verdadera ecclesia, o "iglesia", hoy no se ve en las organizaciones multitudinarias de

la cristiandad con sus muchas cabezas, pero en una sola unidad espiritual e invisible, compuesta de todos los que tienen el Espíritu de Dios, por el cual se unen vitalmente al organismo viviente del cual Cristo mismo es la Cabeza. Todos los miembros de este cuerpo espiritual dependen mutuamente unos de otros. Unos cumplen una función, otros otra, pero no se puede prescindir de ninguno. Nadie puede elegir su propio lugar en el cuerpo, porque Dios reserva esto enteramente dentro de Su propio poder.

Es inútil usurpar alguna función para la cual no estamos divinamente dotados. Es fracaso cuando no ejercemos la función para la cual el Espíritu de Dios nos ha capacitado. Cada uno debe ejercitarse profundamente para descubrir su propio lugar en el cuerpo, ya sea alto o bajo, respetable o mezquino, y buscar, por la gracia de Dios, llenarlo. Ninguno puede ser apóstol o profeta ahora, porque su obra se ha cumplido. Pocos pueden ser maestros, pero la obra de un pastor, que pastorea a los santos, o de un evangelista, que anuncia el evangelio, está, en medida, abierta a todos de manera privada, si no pública.

25 Es el privilegio de todos los que aman a Dios cooperar con Él para evitar el cisma en el cuerpo de Cristo, cultivando un sentido debido de su dependencia de todos los demás miembros, y una solicitud piadosa y consideración compasiva por su bienestar; y esto también, aun cuando sus compañeros los desprecien y se opongan a ellos y los persigan. El cuerpo es uno. Sólo necesitamos actuar en consecuencia. Cristo es su Cabeza. Sólo necesitamos darle Su lugar.

28 En la revelación posterior (Efesios 4:11) "apto para la trascendencia" (1 Corintios 12:31), tenemos una lista revisada de los dones. Allí se omiten las gracias menores, como los poderes, la curación y los idiomas. Que este sería el caso se predice en el próximo capítulo (1 Corintios 13:8), donde se nos habla de un tiempo en que cesaría el don de lenguas. La lista revisada dada en Efesios, sin embargo, mira tanto hacia atrás como hacia adelante.

Los apóstoles y profetas ya no son necesarios para la edificación del cuerpo de Cristo. Se nos dice claramente que las profecías serán abrogadas (1 Corintios 13:8) cuando llegue la madurez. Fueron necesarios solo mientras la revelación escrita de Dios estuvo incompleta. De modo que, hoy, los dones especiales se han reducido a tres: evangelistas, pastores y maestros.

31 La mayor parte de las gracias fueron transitorias, propias de la inmadurez, por lo que el apóstol busca conducirlas a las que quedarán en la inminente administración trascendente, en la que nos encontramos hoy.

1 El "don de lenguas", aun cuando era una realidad, no era más que un ruido a menos que lo impulsara el poder del amor. Incluso esas altas dotes, como la profecía y el conocimiento, no valen nada a menos que el amor regule su ejercicio. Sí, y todo sacrificio personal, incluso el mismo martirio, no tiene valor aparte del espíritu de amor.

8 Objeciones por las que parece que algunos ya eran maduros (1Co_2:6), pero la sabiduría secreta en la que fueron iniciados no se hizo pública hasta que Pablo escribió sus Epístolas a la Perfección, Efesios (Efesios 4:13), Filipenses (Filipenses 3:15), y Colosenses (Col_1:28; Col_4:12). La escritura de estas epístolas fue la señal para la abrogación del don de profecía, ya que completaban la palabra de Dios (Col_1:25), para el cese del don de lenguas, ya que era una señal de los poderes terrenales en el futuro. eón, y somos benditos entre los celestiales (Ef_1:3), y por la abrogación del don de conocimiento (revelado directamente), como hubo una revelación final escrita.

9 Estos dones pertenecían al tiempo de transición, cuando no se revelaba el orbe completo de la verdad. Cuando lo fue, vino la necesidad de retirar mucho que no concordaba con su forma final.

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