Si sabéis que él es justo - Esto no se dice como si pudiera haber alguna duda sobre el tema, sino simplemente para llamar su atención. -conocida verdad, y para decir lo que siguió de ella. Todo aquel que tenga un verdadero conocimiento de Dios, debe tener la convicción más plena de que es un Ser justo. Pero, si esto es así, dice Juan, entonces debe seguirse que solo aquellos que son verdaderamente justos pueden considerarse engendrados por él.

Lo sabes - Margen, "lo sé". El griego llevará cualquiera de las dos construcciones, y cualquiera tendría sentido. Suponiendo que Dios es justo, sería apropiado afirmar, como en el texto, que de esto se deduce que deben saber que solo aquellos que son justos pueden ser considerados como engendrados por Él; o, suponiendo que esto sea cierto, era apropiado exhortarlos a ser justos, como en el margen. Cualquiera que sea la interpretación adoptada, se enseña la gran verdad, que solo aquellos que son verdaderamente justos pueden considerarse a sí mismos como hijos de Dios.

Que todos los que hacen justicia nacen de él - O, más bien, son engendrados por Él; Es verdaderamente un hijo de Dios. Esta verdad se enseña en todas partes en la Biblia, y es digna de repetirse a menudo. Nadie que no sea, en el sentido propio del término, un hombre justo, puede tener pretensiones fundadas de ser considerado como un hijo de Dios. Si esto es así, entonces no es difícil determinar si somos hijos de Dios.

(1) Si somos injustos, falsos, deshonestos, no podemos ser sus hijos.

(2) Si nos entregamos a algún pecado conocido, no podemos serlo.

(3) Si no somos verdaderamente justos, todas las visiones y éxtasis, todo celo y ardor, aunque en la causa de la religión, todo lo que nos enorgullece en ser fervientes en la oración, o elocuentes en la predicación, es vano.

(4) Si somos justos, en el sentido verdadero y apropiado, haciendo lo que es correcto para con Dios y con las personas, con nosotros mismos, con nuestras familias, con nuestros vecinos, con el mundo en general, con el Salvador que murió por nosotros , entonces somos verdaderos cristianos; y luego, no importa cuán pronto pueda aparecer, o cuán solemnes y abrumadoras sean las escenas que cerrarán el mundo, no nos avergonzaremos ni confundiremos, porque lo saludaremos como nuestro Salvador, y nos alegraremos de que haya llegado el momento de que nosotros puede ir y morar con él para siempre.

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